Siento el alma rota por lo que estamos viviendo, y tras estos días de leer noticias, de manifestaciones, de inundar las redes… Me siento decepcionada.
Me decepcionan las personas de fuera del colectivo, porque todo ese movimiento de indignación, de dolor, de rabia, es por parte de maricas, bolleras y trans… Los heteros a los que he visto manifestar repulsión fueron un puñado.
Esto no se trata de autodefensa del colectivo, se trata de indignación generalizada.
O así debería de ser.
No solo van a por nosotros, es que aunque te sientas a salvo, esa lesbiana, ese gay, esa trans, esa nb de tu trabajo ¡Están en peligro!
Esa persona de tu entorno que tienes sospechas de que pueda estar en el armario ¡También está en peligro!
Quizá no te plantees que pueda pertenecer al colectivo, pero tu hermana, tu primo, tu amiga ¡Están en peligro!
Es que tú, si mañana un energúmeno decide que no eres lo suficientemente normativo y te mete en el bote con nosotros, ¡TAMBIÉN ESTÁS EN PELIGRO!
Que no es que nos nieguen ser, que nos nieguen derechos, que me digan que casarme con mi novia no es matrimonio, que los hijos del colectivo sean señalados por la sociedad, es que nos quieren borrar a sangre.
Que no hablamos de quitarnos las pulseras arcoíris, ni de ir por la calle y soltarnos de la mano de nuestras parejas. No hablamos de meternos en el armario de nuevo para estar a salvo, ¡Es que hay personas que no tienen armario al que volver!
La pluma de les, gays y bis, el que una persona trans no tenga cis passing ¡TIENEN UNA PUTA DIANA EN LA ESPALDA!
Y que me niego a volver al armario, que al colectivo ya nos roban la infancia, la adolescencia. Que nos pasamos años intentando encajar cuando la sociedad no quiere que encajemos, solo que desaparezcamos.
¡Queremos ser libres!
Y eso es lo que les jode, que nos escondieron en el armario durante siglos y ahora estamos saliendo a la calle, exponiendo las vergüenzas de lo que nos han hecho pasar como colectivo, dando un puñetazo sobre la mesa y gritando alto quienes somos.
Estas son las primeras generaciones en las que el colectivo está comenzando a tener infancia y adolescencia, al fin.
Pero esto no es un problema de maricas, es de todos. Y me siento emputada con el pinkwashing de las empresas que hasta hace cinco días llevaban la arcoíris en el logo, muchas aún lo llevan, pero no tienen ni una palabra de repulsa. Porque no quieren perder clientes heteritos cavernosos.
¡Que nos están apaleando! ¡QUE NOS ESTÁN MATANDO!
El colectivo siempre está apoyando causas, pero cuando necesita apoyo está solo. Y me rompe el alma ver en lo que nos estamos convirtiendo.
De aquí a llevar triángulos rosas cosidos en la solapa no hay tanto. Y no me llames exagerada porque es la realidad, y si no lo ves así, párate a analizar y piensa.
Nos preguntamos cómo se pudo llegar a la Europa nazi, cómo se pudo llegar a permitir el genocidio y la persecución; señoras ¡Por este camino!
Cuando ves a minorías sufriendo y te callas la puta boca. Así.
Se criminaliza a guajes que las pasan canutas por buscarse la vida y llegan aquí para encontrarse en circunstancias peores de las que dejaron.
Se criminaliza a personas porque no pasan el «Pantone» aceptado por indeseables.
Se criminaliza acentos e ideologías diferentes.
¡Vosotros, no moviendo el culo, estáis poniendo una diana en la espalda de todos nosotros y un arma en manos de fascistas!
Es que el encabronamiento que tengo viene de lejos, porque están matando a mujeres todos los días y la sociedad lo ve como números sin alma, ya no duele, y el colectivo va a terminar en lo mismo, y me mata la rabia.
Si votas a vox, estás dando palmaditas en la espalda a quienes incentivan esto, estás empujando hacia adelante la intolerancia. Tienes las manos cubiertas de sangre. Y si no te gusta lo que te digo te jodes, porque la verdad jode.
Soy muy firme en no permitir comentarios racistas, homófobos, machistas… Pero desde ya no voy a tener miramientos en cómo lo digo y tampoco en ser violenta verbalmente a tenor de la violencia que escupas por la boca.
Hasta aquí.
No dejaremos de luchar, y si tú, persona cishetero, no quieres pelear conmigo, apártate.