
Cada vez que se ejerce acoso o violencia, la sociedad termina en el mismo punto:
Juzgando a la víctima.
Vapulearon emocional y socialmente a una mujer dentro del entorno laboral compartiendo un vídeo PRIVADO, la connotación sexual es un añadido.
Y se me revuelven las tripas al enterarme, leyendo “artículos”, leyendo
comentarios anónimos, noticias que mencionan a un conocido “hombretón” de la
España profunda citando sus palabras. En todo ello no se habla nada más que de
“Si el vídeo fue realizado estando soltera o no”, “Que si no debería de haberlo
hecho para CUIDARSE de que esto ocurriera”, “Que si se suicidó porque era débil
mentalmente”, que si “no es para tanto, menuda mala madre que abandona así a
dos hijos”… Y una sarta de sandeces que me hacen contener las arcadas con
dificultad.
Me importa bien poco qué imágenes mostrase el vídeo explícitamente, si salía sola o acompañada, en el momento en el que lo hizo o si se trataba de una infidelidad…
Hablamos del acoso sufrido por parte de su expareja, con posible extorsión, y sumado por todas las personas que lo compartieron y provocaron la situación.
ELLOS son los culpables.
¿Y sobre la debilidad? Me gustaría poder dejar de lado por un momento la sobriedad de mis palabras y mandar la educación al lugar de donde viene toda esa sarta de burradas y ofrecer amablemente un bocazo en los dientes a quien lo piense, a ver si le duele. Entonces podrá imaginar cuando más dolerá lo que ha tenido que pasar esa persona decidiendo suicidarse para acabar con todo.
Porque no la rompió que la vieran desnuda. La mataron los comentarios, las salvajadas que seguro tuvo que escuchar. La indefensión ante lo que es capaz de hacer el ser humano, jodiendo por disfrute y regodeándose en el dolor ajeno.
No le dio vergüenza que la vieran en situaciones comprometidas.
Todos practicamos sexo, no debería de ser un tabú.
La mató el sentirse vendida y traicionada por su expareja. La colaboración de compañeros de años en los que confiaba en aquel linchamiento social. La falta de apoyo.
El tener que enfrentarse a algo que te daña, que te hace sentir vulnerable, que te hace sentir desnuda con la ropa puesta, y sin encontrar unos ojos amigos.
Eso la mató.
Porque no se quitó la vida. La mató la maravillosa educación que tenemos a las espaldas que nos dice que ante algo semejante, has de avergonzarte, has de culpabilizarte.
Y en lugar de repararte tú y que les juzguen a ellos, te juzgas tu sola.
O te vienen con el “Si otras lo han sufrido y han salido adelante, no hagas dramas”
Porque eres mujer.
Y tienes que ser recatada y perfecta.
Sin levantar la cabeza.
Estar dispuesta a juicios ajenos.
No fallar.
No follar.